Hoy hablaremos sobre las dimensiones, aclarando que: Una dimensión NO es un lugar físico, sino un estado del ser. En otras palabras, cada dimensión es un punto de percepción único desde el cual experimentamos la realidad. Aquellos que viven desde la conciencia de la tercera dimensión están experimentando la misma realidad que aquellos que viven en la cuarta o quinta dimensión, pero su forma de percibir y experimentar esa realidad es completamente diferente.
Qué es un estado de conciencia
Cuando hablamos de temas místicos como “la realidad tridimensional”, el “ascenso a la quinta dimensión” o el “elevar el vibración”, puede parecer que estamos hablando de algo sacado de una película de ciencia ficción. Incluso para aquellos que han explorado su espiritualidad, tratar de explicar los conceptos y entender las dimensiones en palabras que sean claras y comprensibles para alguien sin conocimiento previo, puede ser un desafío.
Es muy importante entender que pasar de una dimensión a otra no implica cambiar de lugar, sino de estado de conciencia. Así que, para “ascender a una dimensión superior” no tenemos que dejar el planeta, sino simplemente expandir nuestra conciencia.
Llegados hasta aquí, una cuestión importante es: ¿y qué define exactamente nuestro estado de conciencia? ¿Qué determina que estemos en un estado u otro?
Nuestro estado de conciencia depende de los pensamientos que tenemos más frecuentemente y que consideramos que son ciertos; es decir, de nuestras creencias. En función de lo que creemos, percibimos la vida de una manera u otra, y esto hace que tengamos un estado de conciencia u otro.
Por ejemplo, si vemos una piedra y creemos que esa piedra es dura y sólida y que no se puede moldear fácilmente, sentiremos que vivimos en un mundo físico y limitado, y tendremos el estado de conciencia asociado a la tercera dimensión.
Por otro lado, si vemos la misma piedra, pero sentimos claramente que esa piedra es solo un pensamiento de la Mente Universal y que puede cambiar fácilmente, tendremos el estado de conciencia de la cuarta dimensión y experimentaremos una realidad mucho más libre y con mucho más potencial.
La piedra es la misma en los dos casos, y nosotros también, pero en función de lo que creemos sobre ella y sobre nosotros estamos en un estado de conciencia u otro.
Por ejemplo, aquellos que viven desde la consciencia de la tercera dimensión están experimentando la misma realidad que aquellos que viven en la cuarta o quinta dimensión, pero su forma de percibir y experimentar esa realidad es completamente diferente. Esto significa que todo es percepción, y que nuestra forma de percibir el mundo determina nuestra experiencia de él.
Al ver las cosas de esta manera, podemos identificar con qué dimensión estamos resonando principalmente y trabajar para elevar nuestra vibración a niveles superiores de consciencia. En la tercera dimensión, la realidad se experimenta a través de la dualidad y la separación, lo que puede llevar a juicios y a competencias. La cuarta dimensión, la realidad se experimenta a través de la conexión y la compasión, lo que nos lleva a una mayor empatía y colaboración. Y ya en la quinta dimensión, la realidad se experimenta a través de la unidad y la consciencia colectiva, lo que nos lleva a una comprensión más profunda de nuestra interconexión con todo lo que nos rodea.
Si bien podemos tener muchos amigos o familiares que están arraigados en la tercera dimensión, es posible que nos encontremos vibrando en una frecuencia más elevada, como la consciencia de la quinta dimensión. Es importante recordar que no se trata de ser mejor o peor que los demás, sino simplemente que estamos en diferentes etapas de nuestro viaje de ascensión. Tratar de forzar a alguien que está en la 3D a ver el mundo desde una perspectiva de 5D no es para nada efectivo. Es importante permitir que cada individuo siga su propio camino y se alinee energéticamente con la frecuencia que sea adecuada para su propia evolución. Con el tiempo, a medida que cada uno avanza en su propio proceso de ascensión, las perspectivas de la quinta dimensión pueden volverse más evidentes y naturales para ellos, y llegamos a entender todas las dimensiones.
A continuación, vamos a presentar algunos ejemplos de patrones de pensamiento que reflejan la percepción de la realidad desde la tercera, cuarta y quinta dimensión.
Las Creencias de la Tercera Dimensión
Así pues, el hecho de “estar” en una dimensión u otra depende de las creencias principales que tenemos sobre nosotros y sobre la vida. Y para “ascender” a dimensiones superiores tenemos que comprender bien estas creencias y sanar aquellas que nos están limitando.
En el caso de la tercera dimensión, que es el estado en el que nos encontramos la mayoría de los seres humanos, hay una creencia principal muy importante: la creencia de que hay cosas imposibles.
Esta es la creencia básica de la tercera dimensión y la que hace que nos quedemos en ella. Todos los seres que creemos que hay cosas imposibles vivimos anclados en el estado de conciencia de la tercera dimensión.
En esta dimensión experimentamos la dualidad, la polaridad y la separación. Es una realidad en la que nos identificamos principalmente con nuestro cuerpo físico y las sensaciones que experimentamos a través de él. Nos vemos a nosotros mismos como entidades individuales en contraste con otras personas y el universo en general. En esta dimensión, a menudo juzgamos a los demás y nos sentimos justificados al hacerlo, basándonos en características como el color de piel, la edad, el género, el estado financiero, etc.
Identificamos nuestra existencia como un ser humano, el pensador de nuestros propios pensamientos. Nuestras experiencias están limitadas por las leyes físicas y biológicas del mundo en el que vivimos. Buscamos la felicidad en el mundo exterior a través de cosas como el dinero, las posesiones materiales, las relaciones y los atributos físicos, que parecen ser la clave de nuestra realización. En la tercera dimensión, la competencia con otros para «lograr» y obtener nuestra parte de la abundancia es una norma común y a veces quedamos atrapados en la lucha por la supervivencia, la competencia y la búsqueda de poder y riqueza material.
En realidad, nada es imposible, y la materia no tiene ningún límite, pero nosotros creemos que sí. Y las creencias definen la realidad que vivimos. Por otro lado, si cambiamos esta creencia, y empezamos a conectar de verdad con la idea de que todo es posible, empezaremos a abrirnos a una realidad muy diferente y mucho más amplia: lo que llamamos la cuarta dimensión.
Aunque la tercera dimensión puede parecer limitante y restrictiva, es importante recordar que esta realidad física es una parte esencial de nuestro viaje evolutivo. Es a través de nuestras experiencias y desafíos en esta dimensión que tenemos la oportunidad de aprender, crecer y evolucionar.
Las Creencias de la Cuarta Dimensión – El pasillo hacia la quinta dimensión, la consciencia que comienza a despertar
La cuarta dimensión es un estado de consciencia que nos sitúa en un pasillo hacia la quinta dimensión. Es una etapa en la que la luz de la consciencia comienza a despertar en nuestro interior y nos abrimos a nuevas percepciones y experiencias. A medida que nuestra perspectiva cambia, nuestros sistemas de creencias de la realidad tridimensional pueden parecer absurdos o limitantes. En lugar de enojarnos o resentirnos con la sociedad, nos enfocamos en nuestra propia evolución y crecimiento.
En esta dimensión, podemos experimentar sensaciones y percepciones más intensas y profundas. Nuestras emociones y pensamientos se vuelven más claros y nos permiten ver la realidad con mayor profundidad. Nos volvemos más conscientes de nuestras elecciones y acciones, y comenzamos a asumir la responsabilidad de crear nuestra propia realidad.
La cuarta dimensión, a diferencia de la tercera, se caracteriza porque desaparece completamente la creencia de que hay cosas imposibles. Los seres de cuarta dimensión tienen clarísimo que todo, absolutamente todo, es posible. Y dado que lo creen posible, para ellos lo es.
Quizás de entrada esto puede parecer un poco extraño, pero en el fondo lo experimentamos todos cuando soñamos. En los sueños todo es posible, y no nos sorprende lo más mínimo. Hablaremos de esto próximamente en otro artículo, pero los sueños no son algo irreal, sino una parte de la existencia tan real como el mundo físico. Podríamos decir que los sueños son una puerta a la cuarta dimensión: en ellos entramos en un estado de conciencia donde aceptamos que todo es posible, y por ello experimentamos esta realidad.
La cuarta dimensión es un estado más elevado que la tercera, porque percibimos la realidad de una forma más amplia, pero aun así sigue habiendo creencias limitantes que pueden generar malestar.
Concretamente, en la cuarta dimensión aún existe la creencia de que las cosas están separadas las unas de las otras. Esta es la característica principal de la cuarta dimensión: creer que todo es posible, pero que las cosas están separadas entre ellas.
Cuando estamos en la cuarta dimensión, por ejemplo, en un sueño, podemos volar, atravesar paredes y cambiar de forma en un segundo. Podemos coger una piedra y hacer que se transforme en un pájaro. Pero la piedra es la piedra y nosotros somos nosotros. No nos sentimos unidos a la piedra ni a nada más.
En la cuarta dimensión, al igual que en la tercera, hay separación. Y, por lo tanto, puede haber dolor.
Por este motivo, el estado de la cuarta dimensión no siempre es luminoso, ni los seres de cuarta dimensión son siempre del todo amorosos. En la cuarta dimensión puede haber cosas hermosas y cosas que no lo son tanto, de forma parecida a lo que pasa en el mundo físico.
En cambio, cuando empezamos a sentir claramente que no hay separación entre nada y que todo forma una unidad inseparable, nos abrimos a una realidad aún más amplia, y entramos en un estado donde sí desaparece el dolor: la quinta dimensión.
A medida que nuestra consciencia se expande, reconocemos que el ego no es nuestro enemigo, sino una parte integral de nuestra experiencia humana. En lugar de tratar de deshacernos de él, aprendemos a integrarlo en nuestra consciencia más amplia y a usarlo de manera positiva.
En la cuarta dimensión, comenzamos a percibir el tiempo de una manera diferente, como si estuviéramos en un espacio intermedio entre el pasado y el futuro. El tiempo ya no es lineal, sino que se vuelve más fluido y flexible. A medida que nuestra consciencia se expande, comenzamos a reconocer la interconexión entre todas las cosas y el papel que cada uno de nosotros juega en el universo.
Las Creencias de la Quinta Dimensión – La consciencia de unidad, el Todo es el Uno, y el Uno es el Todo
La realidad de quinta dimensión es un concepto cada vez más común en el ámbito de la espiritualidad y la metafísica. Se trata de una visión de la existencia que va más allá de las limitaciones del mundo físico y de las cuatro dimensiones que conocemos.
Es una perspectiva que se alcanza a medida que la consciencia se expande y el ego disminuye. En esta dimensión, los juicios y prejuicios empiezan a desvanecerse, permitiendo reconocer que la oscuridad del mundo es un reflejo de nuestra propia sombra.
En lugar de tratar de cambiar el mundo, nos enfocamos en nuestra propia curación. En esta dimensión, dejamos de aferrarnos a las etiquetas y nos vemos a nosotros mismos como un campo de consciencia en constante evolución. Entendemos que tenemos el poder de crear nuestra percepción de la realidad, y que nada es inherentemente «bueno» o «malo». Nada tiene poder sobre nosotros o nuestra realidad a menos que lo hayamos aceptado a un nivel profundo.
En la quinta dimensión no hay nada imposible. Y tampoco hay separación entre nada.
La quinta dimensión es un estado de luz y bienestar, porque todo es unión y potencial. Nada está solo, nada está aislado y nada se enfrenta a nada.
Comenzamos a reconocer que «Dios», «el Universo» o «la Fuente» reside dentro de nosotros mismos. A medida que el maestro interior despierta, nos damos cuenta de que siempre hemos tenido el poder de crear nuestra realidad y que el miedo al control mental y la manipulación desaparece.
En la quinta dimensión, nos volvemos más conscientes de nuestra propia divinidad y de nuestra capacidad para crear nuestra propia realidad. Nos liberamos de los patrones limitantes y abrazamos nuestra propia sabiduría interior. En este estado de consciencia, somos capaces de ver más allá de las limitaciones del mundo físico y conectarnos con la esencia misma del universo.
Desde esta perspectiva, el Todo es el Uno y el Uno es el Todo. Esto significa que todo lo que existe es una manifestación de una única fuente de energía y consciencia, y que cada ser es, en esencia, una parte integral de ese Todo. La realidad de quinta dimensión se caracteriza por una mayor consciencia de la interconexión de todas las cosas. Se considera que la separación entre el sujeto y el objeto es una ilusión, y que en realidad todo está interrelacionado. Por lo tanto, las acciones y decisiones de cada individuo tienen un impacto en todo lo demás.
El tiempo y el espacio
En la quinta dimensión, la percepción del tiempo y del espacio también es diferente. Se entiende que el pasado, el presente y el futuro coexisten en un momento eterno y que la experiencia del tiempo es subjetiva. Del mismo modo, la noción de espacio se expande más allá de los límites físicos y se entiende que todo existe en una misma realidad.
La consciencia de unidad y la comprensión de que el Todo es el Uno y el Uno es el Todo, son fundamentales en la búsqueda de una vida más plena y significativa. Al reconocer la interconexión de todas las cosas y el impacto de nuestras acciones, podemos cultivar una mayor compasión, empatía y respeto por todo lo que nos rodea.
Pero no porque sea un lugar especial con unas leyes especiales. La quinta dimensión puede ser cualquier lugar. Puede ser el lugar justo en el que estás ahora. Insisto mucho en que no hay que cambiar de lugar para cambiar de dimensión, lo único que importa son tus creencias. Si crees que todo es posible, lo será. Si sientes que estás unido a todo, lo estarás.
Así de poderoso eres. Siempre lo has sido, y siempre lo serás.
Por tu éxito y el mío
Martha
Referencias
Iñigo Huarte – Shurya Blog
Jananguita