Homeostasis

En este artículo conocerás qué es la homeostasis y algunos ejemplos de este equilibrio. Además, los tipos de homeostasis y por qué es importante.

¿Qué es la homeostasis?

La homeostasis es el equilibrio que se produce en un medio interno. También conocido como “homeostasia”, consiste en la tendencia que posee cualquier sistema, incluyendo los seres vivos, a adaptarse a los cambios y mantener un ambiente interno estable y constante.

Este equilibrio se produce a partir de respuestas adaptativas que tienen como finalidad preservar la salud. La homeostasis se lleva adelante a partir de los procesos de retroalimentación y de control. Cuando se genera un desequilibrio dentro del organismo, esos dos procesos permiten recuperar el equilibrio perdido.

En los organismos, la homeostasis depende tanto del medio externo (el vínculo entre el ser vivo y el medio ambiente en el que se encuentra) como del medio interno (la generación y eliminación de determinadas sustancias o desechos).

Para que una nueva vida sobreviva, todo -la temperatura, la acidez, la concentración de oxígeno- tiene que estar controlado con absoluta precisión. Eso no cambia con los años: tenemos que mantener condiciones precisas en cada uno las células que nos componen. Eso es la homeostasis y nuestra vida depende de ello.

No hay nada más importante para el cuerpo humano.

La mayoría de los complejos sistemas de nuestro cuerpo existen principalmente para equilibrar y defender esta preciosa química interna de peligros y amenazas, grandes o pequeños. Y nuestros cuerpos deben hacer esto cada segundo de cada día de cada año de nuestras vidas. Es el milagro de la supervivencia. Nuestras vidas penden de un hilo y somos increíblemente buenos para agarrarnos a él.

Mantener una temperatura constante es la prioridad número uno del cuerpo humano, ya sea en las playas tropicales o en los bosques helados de Noruega. Independientemente de lo que les hagamos, nuestros cuerpos deben mantener una temperatura base de 37 grados.

Un cambio de unos pocos grados más o menos puede ser mortal, pues puede alterar nuestra delicada química interna al punto que nuestros órganos empiecen a fallar. La capacidad de nuestro cuerpo para regular la temperatura es un mecanismo de supervivencia que apenas estamos empezando a comprender completamente. Cuando corremos el riesgo de pasar demasiado frío, se activa un mecanismo que salva vidas. La adrenalina corre a través de nuestro cuerpo, estimulando las células para producir energía a un ritmo más rápido y esto se convierte en calor.

Unos grados más o menos pueden ser fatales.

En los helados lagos de Noruega. En Noruega, niños, adultos y viejos suelen bañarse en las aguas heladas de sus lagos. Es una tradición… y, según los noruegos, es divertido.

Hombre en hueco en la nieve

La natación en hielo es uno de los ejemplos más extremos del mecanismo homeostático del cuerpo en acción.

¿Qué pasa cuando te sumerges en agua helada?

Entras en un estado potencialmente mortal que llamamos «choque de agua fría«.

  • Tus dedos se ponen cada vez más fríos, y empiezan a fallar. Te empiezas a sentir mal.
  • Tras unos segundos más, te sientes peor, tus dedos comienzan a perder sensación y no puedes respirar. El agua helada amenaza el equilibrio interno del cuerpo.
  • Jadeas, tu corazón se acelera y los vasos sanguíneos en tu piel se contraen, en un intento desesperado por reducir la pérdida de calor.
  • Temblores incontrolables hacen que tu cuerpo trabaje a toda marcha, produciendo calor extra para tratar de mantener la temperatura base estable.

Un peligroso desecho

Pero todo este esfuerzo produce un desecho peligroso llamado Dióxido de carbono. A medida que el dióxido de carbono inunda el cuerpo, crece el riesgo de aumentar la acidez de la sangre.

Si nuestra sangre se vuelve demasiado ácida, incluso con el equivalente a una gota de limón en un vaso de agua, nuestros órganos no pueden funcionar. Sería fatal.

Recientemente los científicos descubrieron cómo nuestros cuerpos lidian con esta amenaza. Las células especializadas conocidas como células glómicas pueden detectar el más leve aumento en la acidez de nuestra sangre y envían un mensaje al cerebro.

Esta acción salvavidas expulsa el dióxido de carbono y mantiene la acidez de la sangre en niveles seguros, restaurando el equilibrio homeostático.

Hielos ardiendo

Controlar nuestra temperatura, niveles de dióxido de carbono y PH son solo algunas de las muchas funciones homeostáticas que nuestros cuerpos realizan para seguir vivos.

El esfuerzo es constante: ya sea que saltes al agua helada o que simplemente estés tomando el sol en una playa, tu cuerpo incesantemente hace malabarismos con procesos intrincadamente vinculados para mantener el equilibrio.

Es verdaderamente asombroso y una de las grandes razones por las que quienes lo estudian se refieren al nuestro como «el organismo más sofisticado del mundo».

Tipos de homeostasis

Homeostasis - transpiración

Los procesos de homeostasis se observan ante diversas situaciones, como, por ejemplo:

Transpiración. En este proceso se registra la secreción de sustancias líquidas sobre la piel. La evaporación de esas sustancias ayuda a refrescar al organismo y a reducir el incremento de la temperatura interna.

Respiración. Como la respiración es una actividad involuntaria, el sistema nervioso debe intervenir para mantener su equilibrio. Así se garantizan los niveles de oxígeno que el organismo necesita para mantenerse con vida.

Huir del sol. Ante una exposición solar extrema que puede registrarse, por ejemplo, en un desierto, los animales de sangre fría se refugian en espacios frescos. Esta respuesta ayuda a disminuir la temperatura corporal.

Regulación de la presión arterial. En este caso, el equilibrio se produce a partir de una señal que el corazón le envía al cerebro luego de detectar algún cambio en la presión arterial. Si la presión es muy baja, el corazón deberá acelerarla mientras que, si es muy alta, deberá disminuirla.

Aceleración de la respiración. Este proceso tiene como objetivo incrementar la cantidad de aire respirado. Esto se activa, por ejemplo, cuando una persona hace actividad física o deporte, lo cual reduce los niveles de oxígeno en sangre. También puede ponerse en marcha cuando el organismo se encuentra inmerso en un ambiente con baja concentración de oxígeno. Durante este proceso de equilibro no solo se acelera la respiración, sino que también aumenta la velocidad de los latidos del corazón y sube la presión sanguínea. Todo esto mejora la irrigación de la sangre oxigenada.

Mantenimiento de los niveles de glucosa. En este caso, el proceso de equilibrio aspira a mantener los niveles de glucosa adecuados para que el ser humano permanezca sano. Ante niveles muy elevados de glucosa, el páncreas libera insulina mientras que, si esos niveles se encuentran muy bajos, el hígado transforma el glucógeno de la sangre en glucosa.

Niveles de agua. En los seres vivos el agua representa un porcentaje importante de su composición, por lo que mantener su equilibrio es vital. Su equilibrio se mantiene para evitar que el exceso de agua haga explotar a las células o que, por falta de agua, esas mismas células reduzcan su tamaño.

Homeostasis - niveles de agua

Regulación del pH sanguíneo. La homeostasis se produce, en este caso, a partir del desecho de ácidos que ponen en peligro el nivel adecuado de acidez en sangre. El desecho se genera a través del control bioquímico y de diferentes sistemas de vigilancia.

Temblor. Este proceso de homeostasis se produce cuando el organismo registra una baja en la temperatura ambiental, que se contrarresta con un temblor de la musculatura.

Sistema urinario. Este sistema es el que se encarga de eliminar, a través de la orina, las toxinas en sangre que afectan a la homeostasis.

Activación del sistema linfático. El sistema linfático se activa cuando algún virus o bacteria ingresa en el organismo. En estas circunstancias, el sistema linfático contraataca a esos virus o bacterias para garantizar la salud del organismo.

Exposición al sol. Este proceso de homeostasis se registra en los reptiles, que carecen de la capacidad de regular su temperatura interna de manera autónoma. Por esta incapacidad, los animales de sangre fría se exponen al sol y eso los ayuda a energizar sus metabolismos y a aumentar su temperatura corporal.

Control del calcio. En este proceso de equilibrio las paratiroides liberan hormonas para incrementar los niveles de calcio, y para reducirlo fijan el calcio en los huesos.

Frente a las interacciones que el organismo mantiene con el medio ambiente en el que se encuentra, se pueden identificar tres tipos de respuestas:

Regulación. Ante una modificación en el ambiente, el organismo dispara acciones compensatorias para mantener el ambiente interno medianamente constante.

Evitación. Este proceso de equilibrio busca reducir el impacto de las transformaciones del ambiente en el organismo a través de mecanismos de escape comportamental para evitar cambios ambientales temporales o ambientales.

Conformidad. Durante este proceso de equilibrio, el organismo cambia a la par de las modificaciones que se registran en el medio ambiente.

Importancia de la homeostasis

Gracias a que la homeostasis aspira a la búsqueda del equilibrio es que los organismos no entran en estado de entropía, es decir, de caos.

Si el organismo no logra mantener sus parámetros biológicos dentro de los límites de la normalidad, se produce una enfermedad que puede derivar en la muerte del organismo en cuestión.

Por tu éxito y el mío

Martha

Referencias

Concepto

BBC