¿Cuántas veces te has arrepentido de no haber hecho algo en el pasado que pudo haber sido beneficioso para tu emprendimiento? ¿De no haber aceptado una oferta, no haber asistido a una reunión, no haber adquirido algún servicio o insumo a un precio conveniente, no haber contratado a una persona, no haber llamado a un cliente? Son solo algunos ejemplos, pero estoy segura de que cada uno de nosotros puede listar una buena cantidad de eventos así. De modo, que hoy vamos a conversar acerca de cómo lograr que no te deje el tren, reaccionar y aprovechar las oportunidades.
Deja de lamentarte por el pasado
Muchas veces nos torturamos pensando “Si hubiera…”, haciendo lo que mi papá llamaba “futurología del pasado” (ni idea si eso era un invento de él o si es un concepto que existe), refiriéndose a lo que pudo ser y no fue.
Si perdiste el tren anterior, apura el paso y asegúrate de estar en el lugar correcto y a la hora correcta para no perder el próximo. La buena noticia: aunque no podemos cambiar el pasado y recuperar oportunidades que no aprovechamos, si podemos evitar seguir desperdiciando buenas oportunidades que se nos presenten a partir de ahora. Y la mejor forma de poder aprovecharlas es entender por qué las dejamos pasar y qué podemos hacer para acelerar el paso e ir en la dirección correcta para no perder el próximo tren.
Tipos de oportunidades
En mi opinión, existen dos tipos de oportunidades:
Las fortuitas. Llegan de repente y se presentan como ofertas, sugerencias, solicitudes. Cosas que no estamos esperando, que podrían ser positivas para nosotros y nuestro emprendimiento. Generalmente las traen otras personas o situaciones. No las buscamos activamente, sino que suceden. Cosas que no habíamos considerado nunca (o las habíamos considerado, pero para más adelante).
Generalmente, el poder aceptar el reto de la oportunidad implica ajustes y cambios, de prioridades, de procedimientos. Pero, sobre todo, implica que las reconozcamos como oportunidades. Evidentemente, lo son a los ojos de quien nos las ofrece, pero mientras no las aceptemos nosotros como oportunidades no haremos el esfuerzo por aceptarlas.
Las generadas. Son las oportunidades que descubrimos o creamos a partir de nuestras acciones. Las que provienen de nuestro análisis del mercado, de nuestras fortalezas y debilidades, de las necesidades no cubiertas. Estas, son posiblemente más difíciles de identificar, pero dado que estamos en actitud activa, son más fáciles de aceptar y seguir cuando finalmente las encontramos y las vemos con claridad.
Las oportunidades nacen de la innovación
En cualquiera de los casos, una oportunidad proviene siempre de un cambio. La innovación es el origen de cualquier oportunidad. Cuando transformamos el cambio en una nueva realidad, estamos aprovechando la oportunidad.
Por eso, para identificar las oportunidades y tener capacidad de aprovecharlas, es necesario desarrollar la capacidad de innovación y creatividad. Mientras más pensemos fuera de la caja, más abracemos las novedades y las busquemos activamente, más oportunidades encontraremos en nuestro camino
Solamente siendo flexibles es posible aprovechar las oportunidades
Como las oportunidades nacen del cambio y la innovación, es necesario contar con flexibilidad, de pensamiento y de sistemas, para poder adaptar lo que sea necesario para aprovechar las oportunidades. Mientras más rígido seas de pensamiento y mientras más rígidos sean los procedimientos de tu emprendimiento, te resultará más complicado encontrar espacio para incorporar las innovaciones que podrían implicar las oportunidades que se te presentan.
A la ocasión la pintan calva
Hay un dicho popular que sigue así: “A la ocasión la pintan calva”. Este dicho se refiere a la diosa Romana de la Oportunidad, la diosa Ocasión. La imagen de Ocasión nos muestra una mujer con hermosa cabellera en la frente, pero totalmente calva en la nuca. Con esto, se sugiere que a las oportunidades hay que asirlas por los cabellos cuando las tienes enfrente, porque si esperas a que pase, ya no podrás halarla hacia ti, porque por detrás no tiene cabello. Una vez que pasa, ya no puedes alcanzarla.
Con esta imagen de la Diosa Ocasión, recordamos la temporalidad de las oportunidades. Se nos presentan y luego de un tiempo, pueden desaparecer. Otros pueden aprovecharlas antes que nosotros, o las condiciones pueden cambiar y la oportunidad sencillamente desaparece. No podemos agarrarla porque no tiene cabellos para alcanzarla y halarla. Se nos fue el tren y no nos llegamos a montar.
Cada vez que se te presente una oportunidad, pondera de forma especial el tiempo que tienes para tomar la decisión necesaria en caso de que desees aprovecharla. Toma el tiempo que necesites, dentro de ese período, para hacer un análisis adecuado y una decisión racional, pero nunca permitas que el análisis y el tiempo que tomas en decidir te lleven a perder la oportunidad.
Hay trenes que es mejor coger cuando vuelven a pasar
Nos han dicho tantas veces que los trenes solo pasan una vez en la vida que a veces, hemos reaccionado ante esa oportunidad cuando no estábamos preparados para hacerlo. De esta manera, lo que conseguimos es decepción, frustración y un recuerdo amargo de un camino que en otro momento habría sido maravilloso. Esos trenes vienen cargados de esperanzas, de oportunidades, de progresos en nuestra vida y dejarlos pasar, así como si nada, parece algo que no nos podemos permitir.
Por fortuna, esto no es más que el resultado de otra de las muchas creencias irracionales existentes en nuestra sociedad, que lo único que hacen es sobre activarnos y generarnos ansiedad. Nos apremian para que estemos siempre alertas a cualquier tren que pase y que nos acerque a nuestro futuro, por mucho que los obstáculos que nos platee sean mayores que las herramientas o los recursos con los que vamos a poder contar a corto plazo.
Nada es irreversible
La vida es un camino lleno de trenes y cada día es una nueva estación en la que podemos decidir cuál coger. Decisiones en las que las renuncias son tan importantes como los billetes que sí decidimos financiar. Pensamos que si alguna vez tuvimos esa oportunidad de oro entre nuestras manos y la desaprovechamos, ya no podremos tener ninguna más y esto no es más que producto de un pensamiento mágico, ilógico, irreal.
Vivimos en un mundo en el que cuando se cierra una puerta, se abren cinco, cuando una oportunidad se te escapa, aprendes y tras ese aprendizaje, aparece otra mejor y así, durante toda tu vida. Así, tengas la edad que tengas, puedes seguir apostando por cambios.
Pocas cosas son irreversibles, menos de las que pensamos. Reflexiona: si no lograste algo hoy porque no te sentías preparado para tomarlo, porque no te enteraste de que estaba ahí o porque simplemente no era tu momento, no te preocupes porque ni se acaba el mundo por ello ni tampoco van a dejar de pasar trenes.
Crees que existe algo así como “el amor o el trabajo de nuestras vidas” pero eso no es cierto: Existen amores, personas con las que congeniamos más o menos y existen trabajos, unos mejores y otros peores, pero no son más que eso. El problema es que tú piensas que tu felicidad dependía de ello.
El calificativo de “el de nuestra vida” se lo ponemos nosotros y por ello lo pasamos tan mal cuando se nos escapa ese en particular. Lo que has de tener presente es que todos, absolutamente todos nosotros hemos perdido alguna vez “ese tren”, pero hemos sobrevivido, hemos aprendido de ello y hemos cogido el siguiente que venía cargado de sorpresas apasionantes.
Algunos hasta hemos pensado que: ¡menos mal que perdimos ese tren, porque el que vino después era mucho mejor!
Trenes que vuelven a la estación
Esos trenes que crees que se esfumaron para siempre, han de volver a su estación de origen. Quizá vengan con otros pasajeros a bordo, quizá con otras cosas que ofrecerte: nuevos trayectos, diferentes paisajes, pero lo que sí es seguro es que volverán.
Es importante para que no caigas en la desmotivación, que sepas que la vida es cíclica y cambiante, que nada es determinante, que las cosas no son blancas o negras: o lo coges o lo pierdes para siempre.
Por lo tanto, has de darte cuenta de que, en cualquier momento, en cualquier esquina, puede pasar uno de tus trenes, de los muchos que cogerás a lo largo de tu vida. Lo que sí depende mucho de ti es que estés atento y no te resignes.
Sigue luchando por ese sueño, sigue buscando el amor, sigue caminando a pesar de todo, aunque creas que ya perdiste, aunque pienses que no hay más oportunidades. Nunca sabes cuándo la vida puede sorprenderte de nuevo. No todo está perdido, sin más.
Es importantísimo que no te rindas, que sigas perseverando, que sigas llamando a puertas y que nada te frene a ello: ni el miedo, ni la edad, ni pensar que no vales o que vales menos.
La perseverancia es la madre del éxito y lo que no sabemos, es que, en realidad, los trenes somos nosotros mismos.
Por tu éxito y el mío
Martha
Referencias
La mente es maravillosa
Eslabones de negocio Celia Soonets
La voz de la frontera
Mazui